1. Aprende todo lo que puedas sobre él
Para realmente entender a alguien con demencia, debes conocer su historia de vida. Los seres queridos a menudo piensan que conocen muy bien a la persona, pero muchas veces no han profundizado en ciertas áreas o no saben de su vida antes de que se conocieran. Las personas somos complejas –hay mucha profundidad en lo que nos define-, y las personas con demencia no son diferentes en eso. A medida que su demencia progresa, puede comportarse de maneras que no se parecen a él, a veces incluso en forma bizarra, pero siempre hay una razón. Si realmente conoces la vida que ha llevado, estarás mucho mejor preparado para dar sentido a sus conductas, resolver lo que está tratando de decirte y ayudarle.
2. La persona que amas aún está ahí
Los cuidadores familiares están bajo una tremenda presión. Cuando su ser querido empieza a actuar de un modo poco familiar o desagradable, a menudo piensan “la persona que quiero ha desaparecido”, o “ya no es él”. Sin embargo, si logras acceder a quien realmente él es (lo que implica conocer todo lo que puedas de él), muy probablemente te darás cuenta que la persona que amas no ha desaparecido, sólo se está comportando diferente porque está tratando de vivir en un mundo que le resulta poco familiar , que puede ser muy atemorizante.
3. Las personas con demencia pueden ser muy capaces
En Liv Up creemos firmemente que las personas con demencia intentan cada día hacer lo mismo que cualquier persona. Se despiertan cada mañana y se esfuerzan, y lo hacen con un intelecto que ya no es el que solía ser, mientras viven en un ambiente que no siempre les apoya como podría. A veces, sus esfuerzos los meten en enormes dificultades (y causan mucho estrés y preocupación por ellos y sus familias). Pero incluso cuando su demencia está bastante avanzada, siguen intentando.
4. Reconoce cuando ha sido suficiente
A medida que la demencia progresa, los cuidadores familiares toman más y más responsabilidad, a menudo sin darse cuenta de lo difícil que se ha puesto la tarea. Es un poco como ser padres: no vemos a nuestros hijos crecer porque los vemos todos los días. Solamente cuando te detienes un momento o alguien dice “como han crecido!”, te das cuenta. Cuando te estés haciendo la pregunta de si requieres ayuda externa o tal vez llevar a tu papá a una residencia para mayores, ha llegado el momento para detenerte y no ignorar la voz interior que te lo pregunta. Si está siendo muy pesado para ti, dilo y pide ayuda.
5. Hay razones para tener esperanza
La aproximación hacia la demencia ha evolucionado mucho en las últimas décadas y ciertamente el legado de mucha gente que hoy trabaja en el tema beneficiará a las generaciones por venir. Lo central de esta nueva mirada: el foco en la persona, que nos invita a conocerle mejor, a mantenerse cercano y aunque se vea distinto, recordar que se trata de la misma persona amada. Permítele vivir una vida que sabes que le gustaría vivir.