Llega el fin de año y se hacen presentes navidad y año nuevo. Instancias en las que las personas suelen compartir con sus familiares, amigos y seres queridos. Por lo mismo, son momentos que asociamos a la unión, la convivencia y la celebración.
Para muchas familias, en las que dentro de sus miembros se encuentran abuelos o personas mayores, nace la iniciativa de dedicar este momento importante para acompañarlos, hacerles pasar un buen rato y que el lugar físico de reunión cuente con todo lo necesario para que la persona mayor no haga más que disfrutar y pasarlo bien.
Tenemos que entender que:
Para muchas personas, en especial, las mayores, la navidad tiene un componente de melancolía, incluso de tristeza. Son celebraciones tan importantes en nuestras vidas, que nos marcan. Por lo mismo, surgen los recuerdos, que muchas veces se transforman en añoranza. Recordamos cómo eran las navidades anteriores, recordamos con quiénes las celebramos años atrás y que hoy en día no nos acompañan.
También al finalizar el año suelen surgir los balances, nos preguntamos ¿cómo estuvo este año? ¿Hice todo lo que me propuse? ¿Qué deseo para el próximo año? ¿qué haré para lograrlo? y así, un sinfín de preguntas. Para muchas personas este ejercicio es normal, sin embargo, algunas personas lo viven distinto y esto mismo les genera presión o desolación, sobre todo en estos últimos años que han sido tan difíciles y quienes se han visto más afectados han sido precisamente ellos.
A través de la empatía, es posible entender estas conductas y quienes rodean a las personas mayores, deben comprender que con los años, no todos viven estas fiestas de la misma manera.
Si vas a pasar estas fiestas con una persona mayor, lee los siguientes tips que te permitirán tener las herramientas necesarias en caso que la persona mayor de tu familia o tu círculo, se vea afectado o afectada por esta situación:
Evita la presión. En muchas familias pasar las fiestas reunidos es tradición o un motivo que ilusiona a todos. Si una persona mayor se niega a celebrar estas fiestas, no desea asistir o “no está de ánimo”, respétalo. No generes más presión.
Sé empático. Ponte en el lugar del otro. Trata de entender y comprender por qué motivo se sienten así. Evita juzgarlos o anular su sentir, tampoco negocies sus emociones.
Ambiente grato. Si notas que tus padres o abuelos no se encuentran cómodos, trata de generar comodidad. ¿Cómo? conversen temas en los que la persona mayor tenga manejo y pueda participar, fija su atención en lo positivo del ambiente o en cosas que sabes que le gustan. Evita interpelar, ridiculizar o exponer que esa persona se encuentra incómoda.
Transmite cariño. Haz que la persona se sienta querida y respetada, demuéstrale que se encuentra en un lugar seguro en el que puede hablar o decir lo que piensa y que aun así su opinión cuenta, que se sienta querida y valorada.
Sé un facilitador. Si ves que la persona quiere hablar algún tema específico y no se atreve, ayúdalo. Si ves que a la hora de la comida le cuesta realizar alguna maniobra, ayúdalo. Recuerda que cosas muy sencillas se pueden volver muy complicadas para ellos.
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